6 Puntos importantes qué ver en Nara
Ruta por Japón
Cómo llegar a Nara:
Puedes tomar la línea JR Nara desde la estación de Kioto y la línea JR Yamatoji desde la estación de Osaka. El trayecto dura unos 45 minutos en ambos sentidos.
Como ese día fuimos primero a visitar el santuario Fushimi Inari-taisha, justo al lado hay una estación de tren, la estación de Inari. Pues desde allí cogimos el tren que llevó a Nara. Una vez en Nara, si quieres, te recomiendo coger un bus que te lleve lo más cerca posible del templo Todai-ji, así solamente tienes que disfrutar la vuelta. Porque nosotros fuimos andando, que fue una paliza además con el calor que hacía, para luego la vuelta tener que venir por el mismo sitio.
Dejo enlace a esta página donde encontrarás toda la información e incluso mapa de la línea de autobuses de Nara.
Caminando, intentando no distraernos mucho por el camino, llegamos hasta el templo Todai-ji. Es un templo budista que alberga una estatua gigante del Buda Vairocana, llamado dainichi en japonés, que significa «Buda que brilla a lo largo del mundo como el sol». Es el Buda sentado más grande de todo Japón por eso es conocido simplemente como daibutsu-den, Gran Buda.
El templo también sirve como los cuarteles japoneses de la escuela Kegon del budismo. Ha sido reconstruido en varias ocasiones por diferentes incendios provocados por la guerra. Hoy en día es un 33% más pequeño que el original, aún así ostenta el récord mundial siendo la construcción de madera más grande del mundo.
Para entrar al recinto donde está el templo se necesita entrada, y merece mucho la pena entrar. Ya por fuera impresiona muchísimo, pues por dentro el Buda es realmente enorme, si tienes suerte a veces hay una puerta en la fachada que abre y puedes ver la cara del Buda antes de entrar.
Dentro del templo hay una maqueta de como fue en su día este templo.
También hay un curioso agujero en un pilar dentro del templo, por el que intenté pasar. Su tamaño es el mismo que la fosa nasal del Gran Buda, midiendo 37 cm de largo y 30 cm de ancho. Si se logra pasar por el agujero, cuenta la leyenda que quien pase por él será bendecido con la iluminación, yo no lo conseguí.
Los ciervos sika, protegidos oficialmente como tesoros nacionales y considerados mensajeros de los dioses por el sintoísmo, vagan libremente por todo el parque de Nara.
Se les puede dar de comer, previa compra de una especie de obleas que venden dentro del recinto, además ellos se dejan tocar y acariciar. Llegan a oler las obleas desde metros por lo que enseguida acudirán a ti para que les des las obleas. De hecho te rodearan e incluso algún mordisquito en la ropa te puedes llevar, pero no te asustes que no te harán nada. Si simplemente enseñas las manos y ven que no tienes nada se dan media vuelta y te dejan en paz.
Mucho ojo no lleves bolsas que tengan comida porque irán a por ello, están muy acostumbrados a la gente así que no temen nada, y se comen cualquier cosa, así que cuidado no dejar basura.
El templo y su área circundante, junto a otros edificios, fueron declarados por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad como parte de los «Monumentos históricos de la antigua Nara» en 1998.
El Nigatsu-dō, La Sala del Segundo Mes, es uno de los edificios más destacables del complejo del templo Tōdai-ji. El Nigatsu-dō se encuentra al este de la Sala del Gran Buda.
Cuenta con un balcón desde el cual se pueden ver unas vistas estupendas de Nara. La entrada es gratuita y debes saber que es aquí donde se celebra durante las dos primeras semanas del mes de marzo el festival Omizutori. Los monjes recorren con antorchas la balconada, se dice que las antorchas al quemarse traen buena suerte a los espectadores. Por ello, los portadores de las antorchas las sitúan encima del público desde el balcón, para que la buena suerte llegue a todos.
Es un precioso templo que ver en Nara, por desgracia solo lo vimos por fuera, además la enorme pagoda con la que cuenta estaba en obras.
Ha tenido que ser reconstruido en varias ocasiones por los daños provocados por guerras e incendios, pero todavía se conservan edificios impresionantes que denotan que fue un templo que disfrutó de mucha prosperidad y que fue un centro importante para la religión budista.
Caminar por el barrio de Naramachi es algo que recomiendo hacer en Nara. Después de comer teníamos tiempo y dimos una vuelta para ver otra parte de Nara no tan turística. Este es el barrio antiguo de la ciudad, repleto de calles estrechas con casas tradicionales o machiyas ahora convertidas en tiendas, restaurantes o museos.
Lo mejor de este barrio fue tener la oportunidad de entrar en una de las casas tradicionales que aún se conservan. El Naramachi Nigiwai-no-le es una casa adosada de 100 años de antigüedad donde los visitantes pueden experimentar la vida tal y como era en el pasado.
Fue una gozada entrar, puesto que no estaba nada masificado y era un remanso de paz, además que podías andar libremente por la casa, eso sí, sin zapatillas.
Como curiosidad, en las puertas de las casas se suelen ver unos amuletos en forma de mono llamados migawari-zaru, que se han convertido en algo especial de Nara y que puede ser un buen recuerdo para llevar a casa, ya que dicen que quita la mala suerte.
Este templo es famoso porque en su interior tiene muchas linternas, tōrō, de bronce, así como por las de piedra que iluminan el santuario. De hecho hay una festividad donde las encienden todas. Tampoco llegamos a verlo, pero he visto fotos por internet y se ve espectacular.
En Japón se come muy bien, y claro hay que probar todas los platos típicos de allí, y había uno que aún no habíamos probado, el Okonomiyaki. Es una especie de tortilla con base de harina, donde tú luego escoges la variedad de ingredientes que quieres. Nosotros las pedimos de gambas y otras de ternera.
En el centro de la mesa hay una plancha, porque tienes dos opciones, algunos te ponen los ingredientes y te la haces tu, pero otros, como este, lo que hacen es hacerla y simplemente te la dejan en la plancha para mantenerla caliente e ir comiendola poco a poco.
El restaurante se llama Kameya y estaba a mitad del Santuario de Nara y la estación de tren. Al lado también hay una zona comercial con todo tipo de productos.
Si quieres probar un auténtico mochi, tienes dos opciones. La primera es parar en que además se ve a simple vista puesto que se forma una cola enorme para pedir. Es un mochi de matcha, si te gusta la matcha seguro que te encantará, a mi personalmente no me mato, el sitio se llama Nakatanidou.
La segunda es ir al mochi, mucho más dulce y con varios sabores, que cuenta además con una fresa en medio. Para mi gusto este está más rico, porque está más dulce. Estaba de camino y el sitio se llama Daibutsu Ichigo.
Otro dulce que tienes es el pan de melón, aquí no lo probé pero nos dijeron que es uno de los mejores.
10 Imperdibles qué ver en Kioto
8 Cosas que ver en Kanazawa
Qué ver en Nikko
Sígueme
Qué ver en Shirakawa-go
Contacta conmigo