Qué ver en Estambul en 5 días
Guía completa para disfrutar la ciudad
¿Vas a viajar a Turquía y te preguntas qué ver en Estambul en 5 días? La antigua Constantinopla es una ciudad que no se recorre en un suspiro, su historia, mezquitas impresionantes, bazares interminables, sabores únicos y una energía que mezcla Oriente y Occidente.
En este artículo te cuento mi itinerario real de 5 días en Estambul, con todo lo que vimos, lo que más me sorprendió y algunos consejos prácticos para aprovechar cada jornada al máximo.
🏨 Dónde alojarse en Estambul
Una de las grandes dudas a la hora de organizar el viaje es dónde alojarse en Estambul. La ciudad es enorme y cada barrio tiene su propio encanto, pero si quieres aprovechar bien los días, lo mejor es buscar un hotel en la zona de Sultanahmet. Desde aquí estarás a pocos minutos andando de la Mezquita Azul, Santa Sofía, el Palacio Topkapi y la Cisterna Basílica.
En nuestro caso elegimos el Hotel Fehmi Bey, situado a escasos metros de la Mezquita Azul. La ubicación fue todo un acierto porque nos permitió movernos a pie por la mayoría de lugares turísticos.
Algunos detalles de nuestra experiencia:
Habitación: era amplia, pedimos para dos personas y nos dieron incluso una cama extra. Nuestros amigos recibieron una habitación con cuatro camas, ideal para familias.
Comodidad: la cama era cómoda, la habitación básica y el baño correcto, aunque le vendría bien una pequeña reforma. Se nota que han ido ampliando el hotel con edificios colindantes.
Desayuno: incluido en la estancia y muy completo, con variedad de opciones. Lo mejor era disfrutarlo en la terraza del hotel, con vistas espectaculares al mar y a la Mezquita Azul. Eso sí, cuidado con las gaviotas (y alguna corneja cenicienta) que estaban al acecho para robar comida si dejabas el plato desatendido. Nuestra táctica: coger primero la bebida y después la comida, para sentarnos sin riesgos.
Entorno: al estar tan céntrico, había bastante tráfico durante el día, pero por la noche se notaba mucha más tranquilidad.
En cuanto al precio, nos pareció bastante razonable para la ubicación tan privilegiada que tiene. En resumen, lo recomendaría si buscas un hotel práctico y bien situado en la parte histórica de Estambul.
Llegamos por la mañana temprano y, tras dejar las maletas en el hotel, comenzamos a descubrir Estambul. Este fue nuestro recorrido del primer día.
Nuestro recorrido del primer día de este itinerario de qué ver en Estambul en 5 días comenzó en el antiguo Hipódromo. El centro de la vida social y política en la época bizantina. Aquí se celebraban las carreras de carros y desfiles. Hoy se pueden ver restos como el Obelisco de Teodosio, la Columna Serpentina o la Columna de Constantino Porfirogéneta, que mantienen viva la historia del lugar.
Queda poco de lo que fue el antiguo hipódromo, pero si tienes ganas de ver más aún se conservan parte de la fachada justo por detrás de la Universidad del Mármara. Fuimos paseando por esa zona y hay se ve claramente la estructura semicircular de lo que fue ese hipódromo. También verás a lo largo de la plaza algunos restos de lo que era el graderío.
Imprescindible en cualquier visita a Estambul. Es gratuita y, por ello, también de las más concurridas. Nuestra primera visita fue bastante agobiante, llena de tours y viajeros, pero volvimos otro día a las 8:30 de la mañana, cuando abre, y fue otra experiencia. Reinaba la calma, el silencio y la posibilidad de admirar sus cúpulas sin prisas.
Tienen una entrada especial para los turistas, nosotros nos metimos por la zona de culto y nadie nos dijo nada la verdad. La de turistas estaba petada por los tours y queríamos perder mucho tiempo el primer día, y encima no nos llamaron la atención por ir en pantalón corto, cosa que si que hicieron el día que entramos por la de turistas, nos prestaron una especie de falda para tapar las piernas. A las chicas os aconsejo llevar vuestro propio fular para taparos el cabello y utilizar los que usa todo el mundo.
Otro detalle a tener en cuenta es que hay que descalzarse, incluso antes de entrar, ten cuidado de no pisar donde debes. Luego dentro hay sitio para dejar el calzado, pero en mezquitas con tanta gente es más fácil extraviar tu calzado, si quieres lleva una bolsa de plástico para meterlas dentro. Hay mezquitas donde hay un dispensador de bolsas para que puedas ir con tu calzado, nosotros en las que había menos gente la dejábamos en los espacios comunes y no tuvimos problemas.
Otro lugar que nos dejó boquiabiertos fue la Cisterna Basílica, un espacio subterráneo construido en época bizantina para almacenar agua. Sus columnas iluminadas y la enigmática cabeza de Medusa crean un ambiente mágico. La visita no es muy larga puesto que como mucho pierdes media hora en verlo y porque te entretienes un poco más viendo los distintos colores de la iluminación.
En sitios tan turísticos como este al final se forman largas colas para poder comprar la entrada, y claro, al final pierdes mucho tiempo. Por eso en la medida de lo posible te aconsejo comprarla con antelación, pero no en cualquier sitio. Más adelante en este post te contaré cómo conseguimos las entradas sin tener que esperar largas colas.
Tocaba poner rumbo al Gran Bazar, pero antes hicimos una parada en Dönerci Şahin Usta, famoso por preparar uno de los mejores döner kebab de Estambul. El local es muy pequeño y solo tienen un espacio habilitado para comer de pie, pero la comida merece totalmente la pena. Hay cola, pero avanza rápido, y luego aunque siempre haya gente cuando terminan de comer se van inmediatamente y queda un hueco.
Aquí probé también el Ayran, que es una bebida a base de yogurt. Dije voy a probar y bueno, no estaba mal, pero la verdad es que es una bebida muy densa para mi gusto.
Con energías renovadas, nos adentramos en el Gran Bazar, uno de los mercados cubiertos más antiguos y grandes del mundo. Un auténtico laberinto de pasillos, tiendas y colores donde perderse es parte de la experiencia. Puede resultar caótico, pero forma parte del encanto de Estambul, y no te olvides de regatear.
Los pasillos del Gran Bazar de Estambul forman un laberinto de más de 60 calles y 4.000 tiendas que ofrecen una gran variedad de productos como joyas, tapices, cuero, antigüedades, etc. Están divididas por especialidades como la calle de los joyeros (Kalpakçılar Caddesi) y la de textiles (Yağlıkçılar Caddesi). Se caracterizan por sus techos abovedados de arquitectura otomana y a partir de cierta hora lo cierran, incluida las calles aledañas. Que un día volviendo al hotel google nos llevó por allí pero no pudimos atravesar ciertas calles.
Hay que tener especial cuidado porque es muy fácil perderse, es como un laberinto infinito de pasillos muy iguales todos. Si vais en grupo no os alejéis mucho unos de otros. Visitar el Gran Bazar es imprescindible en cualquier ruta de qué ver en Estambul en 5 días, aunque ojo porque los domingos cierra, para tenerlo en cuenta a la hora de organizar el itinerario.
Después del bazar hicimos una parada dulce en Şekerci Ali Muhiddin Hacıbekir, una de las confiterías más tradicionales de Estambul. Probamos el lokum, un dulce gelatinoso que recuerda a una gominola, y los badem, hechos a base de almendra con un sabor similar al mazapán pero más suave. ¡Deliciosos! Te recomiendo entrar porque además te dan a probar antes de que compres.
Muy cerca de la confitería se encuentra el Museo İş Bankası, totalmente gratuito. Aunque no es un imprescindible, sí es una visita curiosa para conocer la historia de uno de los bancos más importantes del país y su influencia en la Turquía moderna. Puedes además utilizar los baños, de manera gratuita, por si tienes que hacer una parada técnica, preguntas al de seguridad y te lleva hasta ellos.
Continuamos hacia la Mezquita Nueva (Yeni Cami), situada junto al lado. Su construcción comenzó en el siglo XVI y se terminó muchos años después. Aunque menos famosa que la Mezquita Azul o Santa Sofía, es muy bonita y merece la pena entrar para disfrutar de sus mosaicos y ambiente más tranquilo.
Muy cerca de la Mezquita Nueva se encuentra el Bazar de las Especias, otro de los mercados imprescindibles de Estambul. Mucho más pequeño que el Gran Bazar y mucho más fácil de recorrer. Entre sus pasillos encontrarás especias, tés, frutos secos y dulces típicos. Al igual que el Gran Bazar, el Bazar de las Especias cierra los domingos. Todos te invitarán a probar o tomar algún té, ten cuidado porque en muchos de estos sitios luego te puedes llevar la sorpresa de que tengas que pagar por esa falsa invitación.
Seguimos nuestro camino hacia el Puente de Gálata, uno de los más animados de Estambul. Para llegar, lo mejor es hacerlo a través de los pasos subterráneos, ya que evitas el tráfico y, además, están llenos de pequeñas tiendas.
Ese día era sábado y el puente estaba repleto de gente, pescadores con sus cañas, vendedores y un ambiente bullicioso que refleja la esencia de la ciudad. Pero también lo cruzamos un día entre semana y no tiene nada que ver, mucho más tranquilo. Recomiendo cruzarlo a pie por lo menos una vez y ver tanto las vistas como a los lugareños pescar con sus cañas.
Después de un arduo camino lleno de cuestas muy empinadas llegamos a nuestra siguiente parada, la famosa Torre de Gálata. No llegamos a subir porque la cola era enorme y el precio nos pareció algo excesivo para lo que ofrece (aunque dicen que las vistas son espectaculares). Aun así, verla desde abajo y pasear por sus alrededores ya merece la pena.
Muy cerca se encuentra el Hotel Pera Palace, famoso porque allí se alojaron grandes personalidades como Agatha Christie, quien escribió parte de una de sus novelas más conocidas entre sus paredes. Aprovechamos a tomar algo en la cafetería del hotel, nada del otro mundo la verdad.
Desde allí tomamos la Calle İstiklal, la más comercial de Estambul. Es algo así como la “Gran Vía” madrileña pero mucho más larga, llena de tiendas de marcas internacionales, restaurantes y cafeterías. Lo curioso es que, entre tanta modernidad, se esconden auténticas joyas.
⛪ Iglesia de Santa María Draperis
Algo difícil de encontrar a primera vista, puesto que está escondida entre los edificios, pero muy curiosa.
⛪ Iglesia de San Antonio de Padua
Mucho más visible que la anterior, con un ambiente muy especial. Me sorprendió ver un coche de policía vigilando en ambas iglesias.
🌺 Pasaje de las Flores
Un pasaje histórico, aunque un poco venido a menos, que aún conserva cierto encanto.
⛪ Iglesia Ortodoxa Hagia Triada (Taksim Aya Triada Kilisesi)
Una de las más importantes de la zona, situada casi al final de la calle.
Además, por toda la calle circula el famoso tranvía turístico rojo, que recorre İstiklal de principio a fin. No lo tomamos, pero es una manera rápida y pintoresca de recorrer la avenida.
El recorrido terminó en la Plaza Taksim, un lugar amplio y moderno, considerado el corazón de la Estambul contemporánea. Me sorprendió lo grande y abierta que es, y tanto la plaza con la calle tiene siempre mucho ambiente a todas horas.
Para terminar el día, regresamos andando hasta Sultanahmet y cenamos en el restaurante Seven Hills. La comida estaba bien, pero lo que realmente lo hace especial son sus vistas, desde la terraza puedes contemplar la Mezquita Azul y Santa Sofía iluminadas de noche. Sin duda, uno de los mejores lugares para sacar fotos espectaculares de la ciudad.
El segundo día lo empezamos muy temprano, porque había visitas importantes que merecían aprovechar sin aglomeraciones.
Llegamos a Santa Sofía antes de las 8:30, la hora oficial de apertura, y descubrimos que abren incluso un poco antes. Un consejo muy importante:
- No vayas en pantalón corto.
- Si eres mujer, lleva tu propio pañuelo para cubrirte.
En otras mezquitas prestan ropa para cubrirse, pero en Santa Sofía cobran por ello y son bastante estrictos con la vestimenta. Fuimos confiados en pantalón corto y efectivamente no nos dejaron pasar porque no cubría la rodilla, por suerte el hotel estaba justo al lado y nos cambiamos rápidamente.
Lo bueno que no perdimos mucho tiempo y pudimos verlo sin demasiada gente. Recuerdo que actualmente solo puedes visitar las galerías de arriba, donde están los famosos mosaicos bizantinos, la parte de abajo es solo para culto. Aquí si que tienen una entrada mucho más restringida por lo que no te recomiendo intentar entrar por la zona de culto, en seguida te paran y te llamarán la atención.
Por dentro es magnífica, los mosaicos bizantinos son espectaculares, lo malo que no sientes la gran amplitud de esta antigua obra de ingeniería, cuya enorme cúpula no esta soportada por ninguna columna. Santa Sofía es una de las visitas estrella de cualquier guía sobre qué ver en Estambul en 5 días.
Más adelante en este post contaré dónde compré la entrada oficial, porque hay muchas webs que confunden y te cobran más de lo debido.
Muy cerca de Santa Sofía está el Bazar Arasta, un pequeño mercado mucho menos masificado que el Gran Bazar, ideal para pasear tranquilamente y curiosear. Además, desde aquí se llega fácilmente a la siguiente parada.
Después visitamos la Pequeña Santa Sofía (Küçük Ayasofya), una mezquita modesta pero encantadora. Después de ver la grandiosidad de Santa Sofía, puede parecer discreta, pero precisamente eso la hace especial, es tranquila, acogedora y conserva ese aire de autenticidad.
A media mañana teníamos concertado un free tour que no hizo un guía local. Al principio parecía un poco pedante, pero pronto nos dimos cuenta de que es más una cuestión cultural. Los turcos suelen expresarse de una manera más seria que la nuestra. El recorrido fue muy interesante y nos empapamos de la historia de la ciudad.
Este tour lo contratamos a través de Civitatis, al terminar el tour nos ofrecieron la posibilidad de hacer un crucero por el Bósforo con ellos. El punto final del tour fue en su tienda, La Pasión Turca, donde también tuvimos la posibilidad de ir al baño. Como nos gustó el tour y el paseo iba a ser guiado en español al final reservamos el barco para el día siguiente.
A la hora de comer fuimos a Buhara Ocakbasi Restaurant, muy cerquita de donde estábamos. Nos sorprendió gratamente, la comida estaba deliciosa, el trato fue excelente y, además, varios camareros hablaban español. Un lugar muy recomendable si quieres probar comida local sin complicaciones. Tuvieron además el detalle de darnos té y baklava como detalle de la casa, eso sí, el servicio de mesa te lo cobran, en varios restaurantes pasa eso.
El Palacio Topkapi no puede faltar en tu lista de qué ver en Estambul en 5 días, sobre todo si te interesa la historia otomana.
Después de comer decidimos visitar el Palacio Topkapi, una de las joyas de Estambul y residencia de los sultanes otomanos durante siglos. Teníamos la entrada comprada con antelación, pero aquí la manera de entrar era un tanto especial. Había que ir primeramente a la cafetería que hay justo antes de entrar, donde hay un puestecito. Allí esperas a juntarte con un grupo, para unirte a ellos y entrar todos juntos.
Tienen varias horas programadas para poder entrar. En el puestecito te dan como una audioguía, pero es de plástico, es solo para saber que estás con el grupo. Una vez que todos nos juntamos, nos llevan directos al interior, evitando todas las colas. Finalmente nos dejaron en la zona del Harem. Y a partir de aquí ya vas por libre, teniendo todo el tiempo del mundo para visitar el palacio tranquilamente.
Recorrimos primero el Harem, para mí la zona más bonita. Llena de espacios muy diferentes y estancias espectaculares, es muy diferente a lo que entendemos como palacio en Europa. El recorrido estaba bien señalizado, hay muchos recovecos por donde te puedes meter y también fue una de las zonas más concurridas.
A continuación visitamos el resto del palacio, los patios, salas con tesoros y también disfrutamos de las vistas impresionantes al Bósforo. Es bastante amplio así que te llevará mínimo dos horas la visita. Si decides comprar tu entrada allí, mira bien, porque podrás entrar a la mezquita que hay antes de entrar a palacio.
🏘️ La Fuente Fría
Al salir, paseamos por la zona conocida como la Fuente Fría, situada detrás de Santa Sofía. Actualmente hay casas reformadas que forman parte de un hotel, pero originalmente eran construcciones adosadas a la muralla del palacio. Hoy es un rincón curioso para ver otra cara del barrio histórico.
Hicimos un alto en Caferaga Medresesi, un lugar con mucho encanto, tranquilo y alejado del bullicio turístico. Es como un pequeño oasis donde probamos un té turco acompañado de İrmik helva, un dulce hecho con sémola, muy rico. Merece la pena parar aquí para descansar y recargar energías.
Después nos dirigimos al Parque Gülhane, uno de los pulmones verdes de Estambul. Fue en su día el jardín privado del Palacio Topkapi y hoy es un lugar ideal para pasear y relajarse.
Como curiosidad, te cuento que hay unas pequeñas cisternas de acceso gratuito dentro del parque, perfectas para curiosear un poco más sobre la historia de la ciudad.
Como aún nos quedaba tiempo, caminamos hasta el puente del metro (Haliç Metro Köprüsü), que además de conectar la ciudad, tiene un mirador con unas vistas espectaculares del Cuerno de Oro.
Desde aquí luego cruzamos a la otra orilla y aprovechamos a ver un atardecer precioso.
Terminamos el día cenando en Saltanat Grill Kebab & Fish House. La comida fue excelente, el servicio muy amable y, para nuestra sorpresa, también hablaban español. Otro detalle a tener en cuenta, es que la carta la tenían en español. Igualmente nos invitaron a té y baklava, un broche perfecto para un día tan completo.
El tercer día en Estambul fue una mezcla de mezquitas, rincones tranquilos, dulces irresistibles y un paseo en barco que nos llevó hasta el lado asiático.
De camino a la Mezquita de Suleymaniye, pasamos junto a la Universidad de Estambul, una de las más importantes del país. Nos hicimos un poco los locos e intentamos pasar por el campus, pero tienen vigilancia y no nos dejaron pasar.
Esta mezquita es uno de los templos más espectaculares de Estambul y merece un hueco en tu plan de qué ver en Estambul en 5 días. Una vez en la mezquita, nos encontramos con un lugar espectacular tanto por dentro como por fuera. Construida en el siglo XVI por orden de Solimán el Magnífico y diseñada por el arquitecto Mimar Sinan, es considerada una de las obras maestras del Imperio Otomano.
Sus terrazas ofrecen unas vistas preciosas sobre el Cuerno de Oro, y lo mejor fue poder entrar sin apenas gente, sentarnos tranquilamente y admirar su majestuosa cúpula. Junto a la mezquita está el cementerio donde descansan Solimán y su esposa Roxelana, una visita que añade aún más historia al lugar.
Continuamos hacia la Mezquita de Zeyrek, pasando antes por el Acueducto de Valente, una enorme obra romana del siglo IV que todavía se conserva en pleno corazón de la ciudad.
La Mezquita de Zeyrek es uno de esos lugares poco turísticos que sorprenden. A primera vista parecía cerrada, pero al entrar descubrimos un espacio muy especial. Antes de ser mezquita, fue la iglesia bizantina de Cristo Pantocrátor, y eso se nota en su arquitectura. Lo curioso es que prácticamente no había nadie, lo que le dio un aire todavía más auténtico.
La siguiente parada fue la Mezquita de Shehzade, también obra de Mimar Sinan. Se construyó en honor al príncipe Mehmed, hijo del sultán Suleimán. Aunque no es tan visitada como otras, su armonía arquitectónica y la tranquilidad del lugar hacen que merezca mucho la pena.
Muy cerca del Gran Bazar paramos en Anadolu Nargile Corlulu Ali Pasha Medresesi, un antiguo seminario convertido en café, frecuentado por locales y estudiantes. A la hora que fuimos estaba muy tranquilo, y fue todo un oasis entre el caos de Estambul. Algunos tomamos té, otros el famoso café turco, ¡el lugar perfecto para recargar pilas!
A la salida nos esperaba uno de los mejores momentos gastronómicos del viaje: la visita a Hafiz Mustafa 1864, toda una institución en Estambul. Probamos su baklava de chocolate con pistacho, una auténtica delicia, y el Künefe, un postre turco hecho con pasta kadaif, queso fundido y miel, coronado con pistachos. Tardan unos 15 minutos en prepararlo, pero merece la pena cada segundo de espera.
Nos gustó tanto que repetimos varios días e incluso nos llevamos dulces para casa. Hay muchas sucursales en la ciudad, así que es casi imposible no encontrarse con una.
Antes de comer, hicimos parada en el hotel para dejar algunas cosas que compramos. Teníamos pendiente ver una mezquita que estaba al lado, la Mezquita de Sokollu Mehmet Pasha. De esta manera aprovechamos a ver esta joya escondida, construida también por Mimar Sinan. Destaca por sus azulejos de Iznik y su atmósfera tranquila, un contraste con el bullicio de la zona céntrica.
La parada gastronómica del mediodía fue en Karadeniz Cafe Fish – Kebab & Pide, donde por fin probamos el famoso Pide, algo así como una pizza turca en versión más fina y crujiente. Todos coincidimos en pedir uno mixto y la verdad es que nos encantó. Aquí también nos invitaron a té y baklava, pero incluso nos sirvieron un segundo té, distinto al anterior. Este fue uno de los locales donde no nos cobraron un extra por el servicio de mesa, cosa que nos hizo volver otro día aquí para pedir otros platos.
A las 15:00 nos tocaba el esperado paseo en barco por el Bósforo, el que acordamos el día anterior. El punto de encuentro fue en la tienda La Pasión Turca. Desde allí nos llevaron hasta el muelle, justo a las afueras de Topkapi.
El tour era en español e inglés, explicado por un guía (no una grabación), lo que lo hizo más cercano. Además el guía era muy ameno la verdad, porque no solo te contaba la historia te hacía partícipe de ella.
El recorrido comenzó bordeando el Cuerno de Oro hasta el puente de Gálata, y desde allí nos adentramos en el Bósforo casi hasta el Mar Negro. Las vistas de los palacios, mezquitas y casas otomanas junto al agua fueron espectaculares. De esta manera además puedes ver cómo cada barrio es distinto uno de otro. Sin duda, un paseo en barco por el Bósforo es otro clásico dentro de qué ver en Estambul en 5 días y una experiencia que recordarás siempre.
Teníamos la opción de volver al punto de partida o bajarnos en la parte asiática, y elegimos esta última, bajar en Üsküdar.
En Üsküdar el guía se bajó con nosotros y nos explicó cómo volver en barco por nuestra cuenta, lo que resultó muy fácil. Antes dimos un paseo por las tiendas cercanas y luego caminamos hasta las famosas casas de colores de Üsküdar, cerca del gran puente. La zona tiene un ambiente muy moderno, con cafeterías decoradas de forma original y muchos jóvenes, un contraste refrescante con el lado europeo.
De regreso, visitamos la Mezquita Mihrimah Sultan, que además de ser muy bonita, tiene baños públicos (básicos pero útiles). Desde allí caminamos hasta la Torre de la Doncella (Kız Kulesi), uno de los iconos de Estambul.
La torre ha servido como faro, fortaleza y puesto de aduanas a lo largo de la historia. Según la leyenda, un sultán la construyó para proteger a su hija de una profecía que decía que moriría por la picadura de una serpiente. Irónicamente, la serpiente llegó escondida en una cesta de frutas, cumpliendo la profecía.
Desde este punto vimos una de las puestas de sol más bonitas de Estambul, con la torre y el perfil de la ciudad recortado en el horizonte.
Para cenar probamos el Tantuni, una especie de burrito turco. Lo pedimos con yogur y fue todo un acierto. El lugar no era turístico, los camareros apenas hablaban inglés, pero la experiencia fue auténtica y mucho más barata que en Sultanahmet. El restaurante se llama Şişmanoğlu Tantuni.
Con el estómago lleno, cogimos el barco de vuelta al lado europeo, cerrando un día completísimo. Tengo un apartado explicando cómo moverse en Estambul.
El cuarto día volvimos a cruzar al lado asiático de Estambul, esta vez para descubrir lugares más alejados del bullicio turístico y terminar con una experiencia muy especial en un hammam tradicional.
Desde Üsküdar tomamos el bus 15C hasta la impresionante Mezquita Çamlıca, inaugurada en 2019 y considerada la más grande de Turquía. Sus dimensiones son realmente asombrosas, tiene capacidad para 63.000 personas y seis minaretes que se pueden ver desde gran parte de la ciudad.
La Mezquita de Çamlıca no suele aparecer en los recorridos básicos de qué ver en Estambul en 5 días, pero es un plan perfecto si buscas algo diferente. Accedimos por la planta -3, donde ya tuvimos que descalzarnos para entrar y tomar un ascensor hasta la planta principal. Un vigilante nos indicó el camino y, al no haber muchos turistas, pudimos recorrerla con total tranquilidad.
Lo mejor fue poder pasear libremente por el interior, subir a diferentes niveles. Después fuimos a pasear por la terraza exterior. Desde allí se disfrutan unas vistas panorámicas espectaculares del Bósforo y del skyline de Estambul. El patio interior también impresiona, con su decoración y amplitud.
Después de la visita dimos un paseo por el parque de al lado, perfecto para descansar un rato antes de seguir la ruta.
Nuestro siguiente destino fue Kadıköy, al que llegamos en el bus 14F. El primer punto de interés fue el Toro de Kadıköy (Kadıköy Boğa Heykeli), una escultura de bronce que se ha convertido en punto de encuentro habitual de los jóvenes.
El toro fue esculpido en París en 1864 y, tras pasar por varias ciudades, terminó en Estambul en los años 80. Hoy es todo un símbolo del barrio.
Después nos perdimos por las calles comerciales de Kadıköy, mucho más locales y auténticas que las del lado europeo. Aquí paramos a comer en Cinili Taşfirin, un restaurante sencillo donde probamos el lahmacun (la “pizza turca”), cuya peculiaridad es que hay que enrollada sobre sí misma para comerla. Muy sabrosa y, como suele pasar en esta parte de la ciudad, poco inglés saben y la comida salió a un precio increíble.
Tras la comida, caminamos hasta el Muelle de Moda, una zona muy agradable junto al mar. Desde allí recorrimos el paseo marítimo bordeando la orilla, disfrutando de las vistas y del ambiente relajado de este barrio, hasta llegar de nuevo al muelle de los barcos de Kadıköy para regresar al lado europeo. Ya estabamos hechos unos expertos para movernos sin problemas por Estambul.
De vuelta en Sultanahmet aprovechamos para vivir una experiencia única: visitar el histórico Hammam Cağaloğlu, inaugurado en 1741 por orden del sultán Mahmud I. Es uno de los últimos grandes baños turcos construidos en la época del Imperio Otomano y ha recibido a lo largo de los siglos a figuras tan célebres como Florence Nightingale, Kaiser Guillermo II, Meryl Streep o Cameron Diaz.
Está declarado Monumento Histórico, hay muchos en Estambul, pero aquí si que te aconsejo que te quedes en la zona de Sultanahmet para vivir esta experiencia en uno histórico.
Nada más llegar, nos asignaron una cabina privada con todas las comodidades: secador, crema hidratante, peine, bastoncillos, agua… todo muy cuidado y preparado. Para entrar al hammam te entregan un kit que incluye un pañuelo (para cubrirte), chanclas, una toalla de mano y una botella de agua. No nos hizo falta reservar con antelación.
La experiencia fue de una hora y se dividió en varias fases:
- Sala de calor → donde sudas y eliminas impurezas, acompañado de agua fresca y una pequeña toalla.
- Exfoliación en mesa de mármol → un trabajador te lava y exfolia todo el cuerpo.
- Masaje con espuma → te cubren de espuma y masajean tanto boca arriba como boca abajo, literalmente te van moviendo para trabajar todo el cuerpo.
- Enjuague y aplicación de crema → terminan tirándote cubos de agua (¡de manera agradable!) y dejándote la piel como nueva.
- Relajación final → al salir te ofrecen un té con dulces para recuperar energías.
Es una experiencia intensa, pero sales completamente renovado, con la sensación de haber vivido un ritual que combina tradición e historia.
Ese día terminamos cenando cerca de la zona donde está el Bazar Arasta, en un döner bastante normalito, que no voy ni a mencionar. Fue la única comida del viaje que no me convenció, demasiado sosa comparada con el resto de experiencias gastronómicas en Estambul. En todos los restaurantes te dan la chapa para que vayas al suyo y bueno, pues no siempre uno acierta.
El quinto día lo dedicamos a explorar algunos de los rincones más auténticos de Estambul, alejándonos un poco del circuito más turístico.
Como era el punto más alejado de la ruta, decidimos ir en transporte público. Cogimos el bus 99A hasta la colina de Pierre Loti, un mirador muy popular que debe su nombre al escritor francés que solía frecuentar este lugar.
Desde arriba las vistas al Cuerno de Oro son espectaculares, y hay una cafetería donde puedes tomarte un té turco disfrutando del paisaje. Verás también el telérico que hay te sube y te baja, otra opción.
Decidimos bajar caminando por el cementerio Eyüp hasta llegar a la Mezquita de Eyüp Sultan, uno de los lugares de peregrinación más importantes de Turquía. Aquí se encuentra el mausoleo de Abu Ayyub al-Ansari, compañero del profeta Mahoma, lo que la convierte en una mezquita de gran relevancia religiosa. Vimos a muchos fieles rezando alrededor de la tumba, lo que transmitía una atmósfera muy especial.
La zona además cercana a la mezquita era muy bonita.
De ahí continuamos hasta la Iglesia de San Salvador en Cora (Kariye), pasando antes por parte de las antiguas murallas bizantinas.
Esta iglesia, hoy convertida en museo, es famosa por sus mosaicos y frescos bizantinos, considerados de los mejor conservados del mundo. La entrada costó 20 € y recomiendo llevar el dress code adecuado, porque al igual que en Santa Sofía, te cobran por prestarte ropa si no vas vestido correctamente.
La entrada me parece un poco elevada, pero la verdad que visitar el interior merece la pena, a mí personalmente me impactó muchísimo. Ver esos mosaicos tan impresionantes hacían muy fácil retroceder mentalmente en el tiempo e imaginar como era aquella iglesia.
Al estar más alejada del centro se notaba que no había tanto turista y pudimos disfrutar mucho la visita. Los mosaicos de Chora son de lo más impresionante que ver en Estambul en 5 días si te gusta el arte bizantino.
Después nos adentramos en Balat, uno de los barrios más pintorescos de Estambul. Es una zona con muchas cuestas, pero merece muchísimo la pena. Pasamos primero por Merdivenli Yokuş Evleri, una calle con casas de colores en pendiente.
Luego llegamos a las famosas casas de colores de Balat, que parecen sacadas de una postal.
También vimos el imponente Colegio griego y descendimos hasta las escaleras de colores (Renkli Merdivenler).
Balat conserva una esencia muy auténtica, con un ambiente más tranquilo y local, lejos de la masificación del centro.
Antes de regresar al centro hicimos una parada en la Iglesia de San Esteban de los Búlgaros, conocida como la “Iglesia de Hierro” por estar construida íntegramente en hierro prefabricado. Es única en el mundo y vale la pena entrar a verla.
De vuelta en la zona del Gran Bazar paramos a comer en el döner del primer día (¡sigo insistiendo, estan de vicio!). Y para la merienda repetimos en Hafiz Mustafa 1864, donde el baklava y el künefe se habían convertido en imprescindibles de cada día.
La tarde la dedicamos a callejear y descubrir rincones más discretos. Pasamos por una antigua cárcel reconvertida en hotel y visitamos el mausoleo cercano a la Mezquita Azul.
Para la cena final escogimos el restaurante Khorasani Kebab & Grill, donde disfrutamos de una de las mejores comidas del viaje. El lugar cuenta con reconocimiento Michelin y se nota tanto en el trato como en la calidad de la comida. Una despedida perfecta para cerrar nuestra estancia en Estambul.
Aunque en 5 días se pueden ver los lugares más imprescindibles de Estambul, siempre quedan rincones por descubrir. Estos son algunos que también visitamos y que puedes añadir a tu ruta si dispones de más tiempo.
Ubicada a orillas del Bósforo, justo al lado del puente del mismo nombre, la Mezquita de Ortaköy es una de las más fotogénicas de la ciudad. Pequeña pero preciosa, destaca por su fachada barroca otomana y por el ambiente del barrio que la rodea, lleno de cafeterías y puestos callejeros donde probar las famosas patatas rellenas.
El Palacio Dolmabahçe fue la residencia de los sultanes otomanos en el siglo XIX y refleja claramente la influencia europea en la arquitectura de la época. Su lujo es impresionante, lámparas de cristal, salones dorados y jardines espectaculares. La visita es más cara que otros monumentos de la ciudad, pero si tienes tiempo y te gustan los palacios, merece la pena. Nuestro presupuesto ya temblaba mucho y decidimos no entrar.
Menos conocida que la famosa Cisterna Basílica, la Cisterna Şerefiye es otro de esos rincones subterráneos mágicos de Estambul. Restaurada recientemente, combina la estructura bizantina con un juego de luces que la convierte en una visita muy especial. Además, suele haber mucha menos gente que en la Cisterna Basílica, lo que permite disfrutarla con calma. Estaba al lado de nuestro hotel, pero no llegamos a entrar.
Si buscas una zona más alternativa y joven, puedes dar un paseo por el barrio de Beşiktaş. Está lleno de bares, cafeterías y vida nocturna, con un ambiente más local que turístico. A mí personalmente no me terminó de convencer (quizás por la masificación de bares y tráfico), pero puede ser un buen plan si quieres conocer la cara más moderna de Estambul.
En Estambul hay monumentos muy demandados como Santa Sofía, el Palacio de Topkapi o la Cisterna Basílica, y si no quieres perder tiempo haciendo largas colas, lo mejor es comprar las entradas con antelación.
Una vez revisadas todas las alternativas, compramos las entradas a través de la web Hagia Sophia Tickets, que además cuenta con una aplicación móvil llamada Headout. Puedes realizar la compra tanto vía web como por la app, y lo mejor es que tienen packs con varias entradas combinadas. Te dejo toda la información más detallada aquí.
Visitar Estambul en 5 días es una experiencia intensa y fascinante: mezquitas, bazares, palacios, barrios llenos de vida y atardeceres mágicos junto al Bósforo. Con este itinerario tendrás un equilibrio perfecto entre los lugares más turísticos y rincones menos conocidos que hacen que la ciudad tenga un encanto especial.
Consejos prácticos para organizar tu viaje
- Entradas: compra con antelación las de Santa Sofía, Topkapi y las cisternas para evitar colas y posibles estafas en webs poco fiables.
- Dress code: lleva siempre ropa adecuada para entrar en mezquitas (pantalón largo, hombros cubiertos y pañuelo en el caso de las mujeres). En muchos lugares te lo pueden alquilar o vender, pero a precio turístico.
- Transporte: el aeropuerto está lejos, lo más cómodo es reservar traslado privado o usar transporte público según tu presupuesto. Dentro de la ciudad, combina tranvía, metro, bus y barco.
- Mejor momento para visitar: llega temprano a las mezquitas más concurridas (como la Azul y Santa Sofía) para disfrutarlas sin aglomeraciones.
- Comida: atrévete a probar tanto la gastronomía típica como dulces (baklava, künefe, lokum…) y recuerda que, cuanto más local parezca el sitio, mejor y más barato suele ser.
- Domingos: ojo, porque tanto el Gran Bazar como el Bazar de las Especias cierran ese día.
Con esta guía de qué ver en Estambul en 5 días, tendrás todo lo necesario para organizar tu viaje y enamorarte de una de las ciudades más vibrantes del mundo.
Sin comisiones, ideal para tus viajes 🌍
Dónde alojarse en Estambul
Qué ver en Estambul en 3 días
Dónde comprar las entradas a los monumentos de Estambul
Cómo moverse en transporte público en Estambul
Dónde y qué comer en Estambul
Sígueme
Contacta conmigo





















































