🍴 Dónde comer en Estambul
Restaurantes, comida callejera y dulces turcos
Cuando viajo, una de las cosas que más disfruto es descubrir la gastronomía local, y en Estambul donde comer es casi un viaje dentro del viaje. Desde restaurantes con historia, pasando por puestos callejeros con el mejor döner de tu vida, hasta dulces que parecen pequeñas joyas.
Si te preguntas dónde comer en Estambul, aquí te comparto mi experiencia real después de recorrer durante 5 días la ciudad, probando tanto locales populares entre los turistas como rincones más auténticos donde apenas se escucha hablar inglés.
Lo mejor es que hay opciones para todos los gustos y presupuestos: kebabs de vicio, postres irresistibles como el baklava o el künefe, y restaurantes con vistas de postal a Santa Sofía y la Mezquita Azul.
Índice de contenido
➭ 🍽️ Restaurantes tradicionales en Estambul🍽️ Restaurantes tradicionales en Estambul
Una de las mejores formas de descubrir dónde comer en Estambul es lanzarse a probar sus restaurantes más auténticos. Aquí tienes algunos de los restaurantes donde probé auténtica cocina turca y que recomiendo totalmente.
Este restaurante fue todo un acierto. La atención fue impecable y, lo mejor, ¡hablan español! Probamos diferentes platos típicos, uno de ellos fue el «Ottoman Iskender Kebap«, que la carne y el pan va mezclado y al lado acompañado de salsa de yogurt. El otro fue el “Adana Kebab”, un clásico donde te ponen la carne acompañada de arroz y verduras.
Todo estaba delicioso y tenían una carta muy amplia, además te ponen pan de pita para acompañar. Es un sitio perfecto si quieres comer tranquilo, con buena calidad y sin preocuparte demasiado por el idioma. Tienen terraza y como detalle nos invitaron a té y baklava.
Uno de mis favoritos del viaje. Tiene estrella Michelin y eso se nota tanto en el servicio como en la comida. Es de esos lugares donde, aunque esté lleno, entiendes por qué: carnes a la brasa deliciosas, atención excelente y un ambiente acogedor. Si buscas una experiencia gastronómica más cuidada, este es tu lugar.
No teníamos reserva, pero no tuvimos problema en que nos dieran mesa. Pedimos el “Adana Kebab” y es que la carne estaba sabrosísima. Además nos fuimos fijando, que mientras que los otros restaurantes seguían bastante vacíos, este se llenó. De postre pedimos otra de las delicias turcas más famosas, Künefe, riquísimo. Una pena haber terminado aquí la última noche porque sin duda repetiría.
Aquí la mezcla entre kebabs y pescado fresco funciona de maravilla, y la carta es muy amplia. El servicio fue muy amable ¡y también hablaban español!, es más tenían carta en español, lo que hace la experiencia aún más cómoda.
Aquí pedimos “Pollo Relleno del sultán” (un pechuga de pollo, servida con verduras y cubierta con salsa del chef). “Musaka”, pero al estilo turco y un plato de Kebab. Todo estaba delicioso y lo dicho, fueron muy amables. En definitiva, un sitio que combina buena comida con trato cercano.
Si quieres probar el famoso “Pide” turco, este sitio es una buena opción. Es como una pizza alargada, fina y muy sabrosa, que puedes pedir con diferentes rellenos. Probamos el mixto y nos encantó. Fue uno de los más económicos del centro y por eso repetimos, además aquí no te cobran por el servicio de mesa, cosa que en los anteriores sí hacen.
El otro día que volvimos pedimos el “Iskender Kebap«, que es el que viene acompañado de la salsa de yogurt. Y el otro plato fue “Izgara Köfte o Meatball”, como una especie de filetes rusos acompañado de arroz y verduras. Por cierto, aunque digo arroz, no es un arroz blanco común, ellos lo mezclan con una especie de fideos, está riquísimo.
La gastronomía turca no se entiende sin su comida callejera. Es sabrosa, barata y perfecta para probar sabores auténticos entre visita y visita. Estos son algunos de los sitios donde probamos platos típicos.
Posiblemente uno de los döner kebabs más famosos de Estambul y no es para menos. Siempre tiene cola, pero merece muchísimo la pena. El pan recién hecho y la carne perfectamente especiada hacen que sea un auténtico manjar. Es rápido, barato y muy local.
Su plato único es el «Döner», que lo puedes pedir enrollado o sin enrollar. El local no es el típico donde te sientes, tienen un espacio con mesas, que aunque parezca que no hay sitio, la gente come y sigue su camino. Verás mucha gente con un vaso con un líquido de color blanco, es el Ayran. Yo por curiosidad lo probé, es yogurt líquido, aviso que el sabor es un poco fuerte.
Aquí probamos el “tantuni”, un plato típico de la región de Mersin que consiste en una especie de burrito turco, relleno de carne salteada con especias. Lo pedimos acompañado de yogur y estaba espectacular. Lo mejor es que es un lugar muy local, nada turístico, por lo que los precios son mucho más bajos que en Sultanahmet. Eso sí, paciencia porque el inglés no es su fuerte.
El “lahmacun” es conocido como la “pizza turca”, pero mucho más fina y ligera. Aquí lo sirven al estilo tradicional: crujiente, con carne picada especiada y hierbas frescas. La costumbre es enrollarlo sobre sí mismo para comerlo como un wrap. Puedes además ver cómo lo hacen en el momento en el horno tradicional. Es un plato rápido y fue muy económico. Te lo sirven con unas rodajas de tomate, hierbabuena y limón, por si lo quieres condimentar. Nos encantó tanto el sabor como el ambiente auténtico del local.
Uno de los descubrimientos más interesantes fue probar el “çiğ köfte”, un plato tradicional hecho originalmente con carne cruda, aunque hoy en día se prepara con bulgur, especias y pasta de pimiento. Es un bocado muy especiado y con un punto picante que lo hace adictivo.
En este local nos dieron la opción de pedirlo en formato durum (como un burrito envuelto en pan) o por separado, con hojas de lechuga para comer a mano. Nosotros lo pedimos así y estaba delicioso. Además, lo sirven con dos salsas: una más suave y otra muy picante para los que disfrutan del fuego en la boca. Si te gusta el picante, este lugar es parada obligatoria.
Otro punto clave para decidir dónde comer en Estambul es reservar un momento para sus pastelerías y dulces tradicionales. Dulces empapados en miel, pistacho en todas sus formas y tés aromáticos forman parte de la experiencia. Estos fueron algunos de los lugares que más disfrutamos.
Probablemente la pastelería más famosa de Estambul y con razón. Su “baklava de chocolate con pistacho” fue una auténtica delicia, tanto que repetimos varios días para merendar e incluso compramos una caja para llevar a casa. También aquí probamos el “künefe”, un postre caliente hecho con hilos de masa kataifi, relleno de queso y cubierto con miel y pistacho. Aunque tardan unos 15 minutos en prepararlo, merece totalmente la pena probarlo.
El ambiente es bullicioso y turístico, pero la calidad lo compensa. Aparte de tener una gran variedad de baklava, tienen cajas con bombones con sabores muy buenos. Y también postres más comunes como tartas, pero con muy buena pinta. Vi además que si no puedes comerte todo te lo preparan para que te lo puedas llevar. Los dependientes son muy amables y siempre te ofrecen cosas para probar, tienen varias sucursales repartidas por toda la ciudad, desde sitios más céntricos a otros más alejados y tranquilos.
Este es uno de los locales más famosos para probar el auténtico “lokum”, también conocido como delicia turca. Su textura recuerda a una gominola, pero con un toque más refinado, aromatizado con rosa, limón, pistacho o granada. Aquí también probamos el “badem”, un dulce a base de almendra con sabor parecido al mazapán, pero más suave. Perfecto para llevar como recuerdo o para endulzar cualquier paseo. En seguida los dependientes te ofrecen para darte un poco y puedas probar sin ningún compromiso.
Muy cerca del Gran Bazar, este café se encuentra en un antiguo complejo religioso convertido en un espacio popular entre locales. Es un lugar auténtico, donde se respira el ambiente turco más tradicional: mesas bajas, té fuerte, café turco espeso y narguile (shisha) para quien quiera probarlo. A nosotros nos sirvió como un alto en el camino perfecto, lejos del ruido del bazar.
Un pequeño oasis escondido detrás de Santa Sofía. Este espacio histórico, que en su día fue una escuela coránica, hoy funciona como un lugar tranquilo para tomar un té turco y un dulce local. Probamos un postre “İrmik helva”, a base de sémola, suave y muy agradable, mientras disfrutamos de la calma del patio interior. Un lugar perfecto para descansar después de visitar las atracciones más concurridas del centro.
Estambul no solo se disfruta a pie de calle, muchos de sus restaurantes ofrecen terrazas panorámicas. Si todavía dudas dónde comer en Estambul con las mejores vistas, aquí te dejo mi recomendación.
Uno de los lugares más populares gracias a su terraza con vistas espectaculares a la Mezquita Azul y Santa Sofía. De noche, iluminadas, las fotos son de revista. La comida está bien, aunque lo realmente especial es el entorno. Si buscas un sitio romántico o un lugar para disfrutar de un atardecer inolvidable, este es el lugar. Conviene reservar o ir temprano, nosotros no tuvimos problema en ir sin reserva, pero suele estar bastante lleno.
En la carta tenía sobre todo pescado, pero nos decantamos por la carne, pedimos “Meatball” y “Urfa Kebab”. La comida sin más y el trato correcto, es un sitio donde va mucha gente, por el día siempre veíamos la terraza llena y llena de gaviotas juguetonas.
Comer en Estambul fue una forma de descubrir su cultura, sus contrastes y su ritmo de vida. Desde un döner rápido en Dönerci Sahin Usta, hasta una cena con vistas en Seven Hills o un postre en Hafiz Mustafa, la ciudad ofrece experiencias únicas para todos los paladares y presupuestos.
Mi consejo es atreverte a probar un poco de todo: el kebab más callejero, los dulces tradicionales, los sabores picantes del çiğ köfte y, por supuesto, disfrutar de una cena relajada frente a las cúpulas iluminadas de Santa Sofía.
Si viajas a Turquía, ten por seguro que la gastronomía será una de las partes más memorables de tu viaje. Con todas estas opciones, ya no tendrás dudas sobre dónde comer en Estambul.
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