Qué ver en Copenhague
20 Lugares imprescindibles que no te puedes perder
En esta guía te cuento qué ver en Copenhague, con los lugares imprescindibles que harán que te enamores de la ciudad tanto como nosotros. Así podrás organizar tu visita fácilmente, aprovechar el tiempo y disfrutarla al máximo.
Copenhague es una de esas ciudades que enamoran desde el primer paseo. Moderna, sostenible y con un encanto nórdico que se respira en cada rincón, la capital danesa combina historia, diseño y buena energía a partes iguales. ¡Vamos a empezar!
Índice de contenido
➭ 🧭 20 lugares imprescindibles que ver en Copenhague→ 02. ⛵Nyhavn, el canal más fotogénico
→ 03. 🛍️ Calle Strøget, la calle más animada
→ 04. 🏫 Rådhuspladsen, la plaza del Ayuntamiento
→ 05. 🎢 Tivoli Gardens, un parque lleno de magia
→ 06. 🏘️ Snaregade y Magstræde
→ 07. 👑 Amalienborg Palace, la residencia real
→ 08. 🕍 Marmorkirken, la Iglesia de Mármol
→ 09.🧜♀️ La Sirenita, el símbolo más famoso
→ 10. ⛵ Un paseo en barco por los canales
→ 11. 🌳 Kastellet, la fortaleza más verde
→ 13. 🌀 La Torre Redonda, las mejores vistas
→ 14. 🕍 La Catedral de Nuestra Señora
→ 15. 🌈 Christiania, la ciudad libre
→ 16. 🚲 Iglesia de San Salvador, Christianshavn
→ 17. 🏛️ Palacio de Christiansborg
🧭 20 lugares imprescindibles qué ver en Copenhague
El primer punto por donde quiero empezar es Kongens Nytorv (Nueva Plaza del Rey), una de las plazas más grandes que ver en Copenhague. Amplia, elegante y llena de movimiento, es un estupendo punto de partida para recorrer la ciudad. Además, si te alojas en el Wakeup Copenhagen, es de las primeras cosas que verás al llegar y te sirve como referencia perfecta para organizar tus paseos a pie.
Presidida por la estatua ecuestre del rey Christian V, esta plaza está rodeada por varios edificios históricos como el Teatro Real y el Museo de Arte (Kunsthal Charlottenborg), además de un antiguo quiosco de estilo neobarroco.
Otro de los edificios con más encanto es el que alberga los grandes almacenes Magasin du Nord que data de 1893 y el Hotel D’Angleterre. Además está muy cerca de zonas como Nyhavn y la famosa calle comercial Strøget. Así que, si quieres orientarte y empezar a descubrir Copenhague sin perder tiempo, esta plaza es ideal.
A solo unos pasos se encuentra Nyhavn (Puerto Nuevo), el canal más famoso que visitar en Copenhague. Este canal es famoso porque está rodeado de casas de colores, terrazas animadas y barcos históricos. Es imposible no enamorarse de este rincón, cada fachada parece sacada de una postal. Merece la pena acercarse tanto de día como de noche, transmite la esencia más alegre de Copenhague.
Construido en el siglo XVII, como entrada a la ciudad por mar para los comerciantes que venían a hacer negocios a la ciudad. Durante muchos años fue habitado por prostitutas y marineros, aunque a día de hoy es frecuentado a todas horas por hordas de turistas que se quedan fascinados con las fachadas de colores y los barcos de madera atracados en ambas orillas
Como curiosidad, decirte que este lugar sirvió al afamado escritor Hans Christian Andersen para escribir algunos de sus cuentos más populares como La Princesa y el Guisante. Entre sus puntos de interés se encuentra el Ancla Memorial, una antigua ancla que recuerda a los marinos daneses caídos durante la Segunda Guerra Mundial.
Por otro lado, es una zona ideal para hacer una pausa y disfrutar del ambiente local. Hay cafeterías, bares y restaurantes donde probar platos típicos daneses o simplemente sentarte al sol y observar el ir y venir de la gente y barcos. Si vas en verano, suele haber músicos callejeros y mucha vida alrededor, en invierno las luces y la decoración navideña crean una atmósfera mágica.
Si quieres ver el canal sin demasiada gente, lo mejor es ir a primera hora de la mañana. También puedes aprovechar para hacer un paseo en barco desde los muelles de Nyhavn, en apenas una hora recorrerás los canales principales y tendrás una de las mejores vistas de la ciudad desde el agua.
Después de disfrutar de Nyhavn, nada mejor que perderse por Strøget, la arteria peatonal más famosa de Copenhague y la más larga de Europa. Es una calle llena de vida, tiendas y cafeterías, que va desde Kongens Nytorv hasta Rådhuspladsen, la plaza del Ayuntamiento. Por el camino, encontrarás desde boutiques de lujo y marcas internacionales hasta tiendas locales y souvenirs con encanto.
Además, caminar por Strøget es una forma estupenda de descubrir el día a día de los daneses. Verás músicos callejeros, gente en bicicleta y ese ambiente relajado que caracteriza a la ciudad. Es el lugar ideal para hacer una pausa, tomarte un café o simplemente observar cómo se mueve la vida local.
Mientras paseas por Strøget, también te recomendamos ir parando en las bonitas plazas de Gammeltorv, Hojbro Plats, Grabrodretorv o Amagertorv, presidida por la popular fuente Stork. Sin duda alguna, recorrer esta calle es uno de los mejores consejos para viajar a Copenhague.
Durante el paseo por Stroget observarás multitud de tiendas entre las que destacan la tienda de LEGO y la de porcelana Royal Copenhaguen, además de otras muchas, que mezclan las marcas más conocidas, con algunas realmente encantadoras y algo más alternativas. También encontrarás alguna tienda de souvenirs donde comprar algún recuerdo como una figurita de La Sirenita o las deliciosas galletas de mantequilla danesas.
Alrededor de esta calle se encuentran algunos de los mejores restaurantes donde comer en Copenhague, aunque para mí el más especial es una cafetería. Si te gusta el dulce te recomiendo acercarte a la histórica cafetería Conditori La Glace, abierta en 1870. Todo tiene muy buena pinta, sirve chocolates servidos en jarrita y destaca los famosos Wienerbrød, una masa de hojaldre rellena de almendras y canela.
Al final de Strøget llegarás a Rådhuspladsen, la plaza del Ayuntamiento, uno de los lugares más emblemáticos y transitados que ver en Copenhague. Es un espacio amplio, lleno de vida, donde confluyen locales, turistas y artistas callejeros, y donde además se respira esa mezcla tan típica entre historia y modernidad que caracteriza a la ciudad.
Antiguo mercado de heno y una de las puertas de entrada a la ciudad, esta plaza está rodeada de varios edificios interesantes como el Palace Hotel, el Politikens Hus. En el centro de la plaza destaca el Ayuntamiento de Copenhague, un edificio imponente de estilo neorrenacentista que se puede visitar por dentro. Si te gusta la arquitectura, merece la pena acercarte para ver su fachada de ladrillo rojo y su torre. El acceso es gratuito.
Si viajas en invierno, esta plaza suele ser uno de los puntos donde se instalan mercadillos y actividades navideñas. En verano, en cambio, suele estar llena de eventos, terrazas y ambiente. Por otro lado, desde aquí tienes muy fácil continuar la ruta hacia los Jardines de Tivoli, que están justo enfrente, o tomar el metro o autobús si quieres desplazarte a otras zonas.
En definitiva, Rådhuspladsen es un punto de encuentro y una parada obligatoria en cualquier itinerario por Copenhague. Suele ser además el punto de inicio de muchos free tour por Copenhague.
Justo frente al Ayuntamiento se encuentra uno de los lugares más encantadores que ver en Copenhague, los Jardines de Tivoli. Aunque muchos lo asocian solo con un parque de atracciones, Tivoli es mucho más que eso. Es un espacio donde se mezcla la nostalgia, la diversión y la belleza de sus jardines, con una atmósfera única tanto de día como de noche.
Fundado en 1843, es uno de los parques de atracciones más antiguos del mundo, pero sigue siendo uno de los más visitados, tanto por turistas como por locales. Al recorrerlo, verás cómo combina atracciones clásicas con montañas rusas modernas, zonas verdes llenas de flores, pequeños lagos y escenarios donde se celebran conciertos y espectáculos al aire libre. Una de las veces que fuimos coincidió que tocaba el grupo A-ha.
Aunque puedes visitarlo durante el día, lo mejor es ir al atardecer o por la noche, cuando se encienden miles de luces y todo se vuelve aún más mágico. Si viajas en época navideña, no te pierdas su mercado de Navidad, es de postal.
Por otro lado, Tivoli también cuenta con una gran variedad de restaurantes y cafeterías, perfectos para hacer una parada y disfrutar del ambiente. Si viajas con niños o simplemente quieres revivir el espíritu más alegre de la ciudad, ten en cuenta que la entrada no incluye montar en las atracciones.
En definitiva, Tivoli Gardens es uno de esos sitios que hay que ver sí o sí en Copenhague. Nosotros disponíamos de la Copenhagen Card, por lo que la entrada la teníamos cubierta.
Si te apetece salir un poco de las zonas más concurridas y descubrir la parte más auténtica de la ciudad, no puedes dejar de pasear por Snaregade y Magstræde. Estas dos calles, situadas muy cerca del centro, son de las más antiguas de Copenhague y conservan ese aire medieval que las hace tan especiales.
Caminar por aquí es como hacer un pequeño viaje en el tiempo. Las casas de entramado de madera, con sus fachadas de colores irregulares y detalles antiguos, te muestran cómo era la ciudad hace varios siglos. Además, el ambiente es tranquilo y menos turístico, lo que permite disfrutarlo sin prisas y con calma.
Por otro lado, estas calles están muy cerca de Strøget, así que puedes incluirlas fácilmente en tu ruta a pie. Son perfectas para pasear con la cámara en mano y captar esas imágenes que parecen sacadas de un cuento nórdico.
Ve temprano o al final del día, cuando la luz es más suave y las calles están más vacías. Si te gusta la fotografía, es uno de los rincones más fotogénicos de Copenhague. En definitiva, Snaregade y Magstræde son un pequeño tesoro escondido en pleno centro, ideales para quienes buscan rincones con historia y mucho encanto. Un paseo por aquí te recuerda por qué Copenhague tiene ese equilibrio tan bonito entre lo antiguo y lo moderno.
A pocos minutos andando desde Nyhavn, llegarás al majestuoso Amalienborg Palace, la residencia oficial de la familia real danesa. Es un conjunto de cuatro palacios dispuestos alrededor de una gran plaza octogonal, con la estatua ecuestre del rey Federico V en el centro, y rodeado de una arquitectura que mezcla elegancia y sobriedad nórdica.
Visitar Amalienborg es una forma estupenda de conocer la historia de Dinamarca y su tradición monárquica. Cada día, alrededor del mediodía, puedes ver el cambio de guardia frente al palacio, una ceremonia muy popular que reúne tanto a locales como a turistas. Si te gusta la fotografía, este es un momento ideal para captar la esencia del lugar.
De los 4 palacios, el palacio de Christian VIII es el único que se puede visitar y alberga el Museo de Amalienborg, que te permite dar un repaso a la historia de la familia real danesa.
Por otro lado, desde aquí tienes unas vistas preciosas de la iglesia de Mármol (Marmorkirken), cuya gran cúpula verde se alza justo detrás del complejo. Es uno de los puntos más fotogénicos de Copenhague y una parada obligatoria para quienes disfrutan del detalle arquitectónico.
Este templo luterano de estilo barroco que tardó más de 150 años en construirse, impresiona por su gran cúpula que está inspirada en la de la Basílica de San Pedro del Vaticano. Al tener la Copenhaguen Card acceso para poder entrar gratis, la verdad que valió la pena.
Es imposible hablar de Copenhague sin mencionar a La Sirenita, el monumento más conocido de la ciudad. Inspirada en el cuento de Hans Christian Andersen, esta pequeña escultura de bronce fue creada en 1913 por Edvard Eriksen y desde entonces se ha convertido en el símbolo más fotografiado de Dinamarca.
Sin embargo, y siendo sinceros, la visita suele ser bastante decepcionante. La figura mide poco más de un metro, está rodeada casi siempre de gente intentando sacar la mejor foto y, en general, el entorno no tiene el encanto que uno podría imaginar antes de verla. No es que las expectativas sean muy altas, pero cuando llegas y ves a la multitud agolpada frente a una pequeña roca, es fácil pensar que hay rincones mucho más bonitos e interesantes que ver en Copenhague.
Si te apetece una versión más curiosa y moderna, a poca distancia se encuentra “La Sirenita genéticamente modificada”, una reinterpretación contemporánea que sorprende a muchos visitantes.
Por otro lado, la primera vez que vimos la Sirenita fue desde uno de los paseos en barco por los canales de Copenhague, y sinceramente, es una de las mejores formas de verla sin tener que lidiar con las aglomeraciones. Desde el agua se aprecia perfectamente y puedes disfrutar del recorrido al mismo tiempo.
Una de las mejores experiencias que puedes vivir en Copenhague es hacer un paseo en barco por los canales. Es una forma diferente y muy agradable de descubrir la ciudad, especialmente si no tienes mucho tiempo o simplemente quieres verla desde otra perspectiva.
Durante el recorrido, los barcos suelen salir desde Nyhavn o Christianshavn, y en poco más de una hora puedes ver algunos de los lugares más emblemáticos. El Palacio de Amalienborg, la Ópera, La Sirenita, Christiansborg o los puentes que cruzan el casco histórico. Lo mejor es que todo se ve con calma, sin prisas, y desde un ángulo completamente distinto.
Además, el ambiente a bordo es muy relajado. Puedes optar por un tour guiado con explicaciones sobre la historia y curiosidades de la ciudad, o por una versión más libre, donde simplemente te dejas llevar mientras disfrutas del paisaje. Si el día está soleado, el paseo se convierte en una experiencia realmente agradable.
Lleva una chaqueta ligera incluso en verano, porque al ir por el agua siempre refresca un poco. Y si vas en temporada alta, reserva con antelación, ya que los barcos suelen llenarse rápido. Por otro lado, si viajas en invierno, también hay paseos cubiertos, así que no importa la época del año, los canales de Copenhague siempre tienen algo que ofrecer.
En definitiva, recorrer la ciudad desde el agua te permite verla de una manera más pausada y romántica. Y, sinceramente, ver La Sirenita desde el barco es mucho mejor que abrirte paso entre la multitud en tierra firme. Entre los tours en barco más recomendados puedes reservar este crucero que sale del muelle Ved Stranden 26. A nosotros nos entraba con la Copenhaguen Card.
Muy cerca de La Sirenita se encuentra Kastellet, una antigua fortaleza construida en 1626 por el rey danés Christian IV. Esta fortaleza tiene forma de estrella y hoy en día es uno de los lugares más agradables para pasear en Copenhague. Aunque sigue siendo una instalación militar activa, gran parte de la zona está abierta al público, y es un auténtico remanso de paz dentro de la ciudad.
Merece la pena dar un tranquilo paseo en un día soleado y observar algunos de sus puntos de interés como la Casa del Comandante, una Iglesia y Prisión, y sobre todo el fotogénico molino de viento de estilo holandés.
Cerca de Kastellet se encuentra Nyboder, un barrio histórico de antiguas casas de marineros, famosas por sus fachadas amarillas. Fueron construidas desde mediados del siglo XVII hasta finales del XVIII por orden del rey Christian IV, estas hileras de casas adosadas sirvieron como vivienda para el personal y sus familias de la creciente Marina Real Danesa.
En la actualidad todavía albergan a miembros de la marina y las fuerzas aéreas danesas, y puedes visitar un pequeño museo en el número 24 con objetos y recuerdos de sus habitantes.
Otro de los lugares que no pueden faltar en tu visita a Copenhague es el Castillo de Rosenborg, una joya del siglo XVII que parece sacada de un cuento. Fue construido por el rey Christian IV como residencia de verano, y hoy alberga las joyas de la corona danesa junto con una colección impresionante de objetos históricos y obras de arte.
Nosotros lo visitamos utilizando la Copenhagen Card, lo cual es muy cómodo porque incluye la entrada y así evitas colas o tener que comprar los billetes por separado. La tarjeta incluye las entradas a los museos y monumentos más importantes, además del uso ilimitado del transporte público. Pero, si no te apetece entrar, solo pasear por los jardines que rodean el castillo ya merece la pena.
El entorno, conocido como Kongens Have (el Jardín del Rey), es uno de los parques más bonitos y populares de la ciudad. Tanto locales como turistas se acercan a disfrutar del césped, las esculturas y las vistas del castillo reflejándose en los estanques. Es un sitio ideal para desconectar un rato, hacer fotos o simplemente disfrutar del ambiente.
En definitiva, Rosenborg combina historia, arte y naturaleza en un solo lugar. Para conocer mejor la historia de este castillo te aconsejo reservar esta visita guiada en español.
En pleno corazón de Copenhague, a pocos pasos de Strøget, se alza la Torre Redonda (Rundetaarn), uno de los edificios más singulares de la ciudad. Construida en el siglo XVII por el rey Christian IV, formaba parte de un complejo científico que incluía un observatorio astronómico, una biblioteca y una iglesia.
Lo más curioso de esta torre es que no tiene escaleras. En lugar de eso, se sube por una rampa en espiral que da siete vueltas y media hasta llegar a la cima. Esta peculiaridad no solo la hace muy cómoda de subir, sino que también la convierte en un lugar diferente y divertido para visitar, sobre todo si viajas con niños o te gustan los sitios con historia.
Una vez arriba, las vistas del centro de Copenhague son espectaculares. Desde la plataforma se pueden ver las torres de las iglesias, los tejados de colores y, en los días despejados, incluso el estrecho de Øresund. Además, dentro de la torre suelen organizarse exposiciones temporales de arte y fotografía, lo que le da un aire aún más especial.
La entrada también está incluida en la Copenhagen Card, así que si la tienes, no dudes en aprovecharla. Si no, merece la pena igualmente por las vistas y la experiencia de subir por su rampa única.
Por otro lado, la Torre Redonda está muy cerca de otros lugares de interés como Rosenborg, Strøget o la Catedral de Nuestra Señora, así que puedes incluirla fácilmente en tu ruta a pie por el centro.
A solo unos pasos de la Torre Redonda se encuentra la Catedral de Nuestra Señora (Vor Frue Kirke), el templo más importante de Copenhague y la iglesia principal de Dinamarca. Aunque su fachada no es especialmente llamativa desde fuera, en su interior guarda una atmósfera serena y una historia que merece la pena descubrir.
La catedral actual fue reconstruida en el siglo XIX, después de que la anterior fuera destruida durante los bombardeos británicos de 1807. El resultado es un edificio de estilo neoclásico, elegante y luminoso, donde destacan las esculturas de Bertel Thorvaldsen, uno de los artistas daneses más famosos. En particular, su representación de Cristo y los doce apóstoles es impresionante y se ha convertido en uno de los iconos del templo.
La entrada es gratuita, así que vale mucho la pena entrar unos minutos, sentarse y disfrutar del ambiente tranquilo. Además, la catedral está muy bien ubicada, justo en pleno centro, así que puedes aprovechar para continuar tu recorrido hacia Strøget, Rosenborg o incluso seguir caminando hasta Christianshavn si te apetece cruzar el canal.
Uno de los lugares más curiosos y diferentes que puedes visitar en Copenhague es, sin duda, Christiania, también conocida como “la Ciudad Libre”. Este barrio nació en 1971, cuando un grupo de vecinos, artistas y personas con espíritu libre ocuparon una antigua zona militar abandonada. Desde entonces, se ha convertido en una comunidad autosuficiente con sus propias normas, su arte callejero y una identidad única.
Pasear por sus calles es como entrar en otro mundo. Aquí encontrarás murales coloridos, talleres de artesanía, cafés alternativos y conciertos al aire libre. Es un espacio lleno de creatividad y de vida, donde cada rincón parece tener una historia detrás.
Eso sí, conviene recordar que Christiania no es un parque temático, es un lugar donde vive gente, por lo que se recomienda siempre ser respetuoso y evitar hacer fotos en determinadas zonas. Especialmente en la famosa Pusher Street, donde la venta de marihuana, aunque tolerada, sigue siendo técnicamente ilegal.
Christiania es un sitio curioso que ver en Copenhague, mejor durante el día, cuando hay mejor ambiente y más seguridad. Además, puedes aprovechar para dar un paseo por los canales de Christianshavn, que quedan justo al lado.
En definitiva, Christiania puede que no sea el lugar más bonito de la ciudad, pero sin duda es uno de los más auténticos e interesantes, y una parada obligatoria para entender otra cara de la capital danesa.
Si quieres conocer mejor la historia y curiosidades de esta zona te recomiendo reservar este free tour en español. Una forma divertida de llegar a Christiania y otros puntos de la ciudad es reservar este tour en bicicleta con guía en español.
En pleno corazón del barrio de Christianshavn, uno de los más pintorescos y alternativos de Copenhague, se alza la Iglesia de San Salvador (Vor Frelsers Kirke). Este rincón combina a la perfección el encanto de los canales, la vida local y una de las vistas más espectaculares de toda la ciudad.
El barrio de Christianshavn, atravesado por canales y lleno de casas coloridas con tejados inclinados, tiene un ambiente relajado que recuerda un poco a Ámsterdam. Aquí la gente se mueve en bicicleta o en barca, y es un lugar ideal para dar un paseo sin prisas, disfrutar de un café junto al agua o descubrir sus rincones bohemios.
Y, por supuesto, el gran protagonista es la Iglesia de San Salvador. Su torre en espiral, que se retuerce sobre sí misma hasta alcanzar los 90 metros de altura, es uno de los símbolos más reconocibles de Copenhague. Lo mejor es que se puede subir hasta la cima, aunque aviso, el último tramo se hace por una escalera exterior que da un poco de vértigo… lo digo además por experiencia. Desde arriba, se puede ver todo el centro de la ciudad, los canales, el puerto y, si el día está despejado, incluso Suecia.
Intenta subir sus 400 escalones temprano o al final de la tarde, cuando hay menos gente. La entrada no está incluida en la Copenhagen Card, pero vale mucho la pena pagarla solo por la experiencia y las vistas.
En definitiva, Christianshavn y la Iglesia de San Salvador son una parada imprescindible para quienes quieren ver un Copenhague más auténtico, con canales encantadores, historia y un toque alternativo que lo hace único.
Para seguir explorando la historia y el poder de Dinamarca, nada mejor que visitar el Palacio de Christiansborg, situado en la pequeña isla de Slotsholmen, justo en el centro de Copenhague. Este edificio imponente es la sede del Parlamento danés, el Tribunal Supremo y la Oficina del Primer Ministro, pero también guarda espacios reales que todavía utiliza la monarquía en ocasiones especiales.
El palacio, tal y como lo vemos hoy, es fruto de varias reconstrucciones, ya que los anteriores edificios fueron destruidos por incendios. Al visitarlo, puedes recorrer las salas de recepción reales, los establos y hasta las ruinas del antiguo castillo medieval que se conservan bajo el edificio. Cada parte cuenta un pedazo de la historia del país, y es fácil imaginar los siglos de reyes y reinas que pasaron por aquí.
Si tienes la Copenhagen Card, la entrada está incluida, así que es una parada que no te puedes perder. Además, no olvides subir a la torre de Christiansborg, la más alta de la ciudad, desde donde tendrás unas vistas panorámicas espectaculares de todo Copenhague. Lo mejor de todo, el acceso a la torre es gratuito.
Justo alrededor del palacio, el entorno también merece un paseo tranquilo. Puedes acercarte al canal, cruzar los puentes que conectan con el casco histórico y, si te queda tiempo, visitar el cercano Museo Nacional de Dinamarca o el Børsen, el antiguo edificio de la Bolsa con su curiosa torre en forma de dragones entrelazados.
Al salir del palacio puedes dar un paseo por la orilla del canal que rodea Slotsholmen (isla del castillo) pasando por delante del edificio de la Bolsa de Copenhague, de estilo renacentista y ladrillo rojo, que destaca por su chapitel compuesto por cuatro colas de dragón que se enroscan en forma de espiral.
El recorrido por Slotsholmen termina con la visita a la Biblioteca Real Danesa, la más grande de los países nórdicos y otro de los lugares que visitar en Copenhague.
Otro rincón imprescindible para los amantes de la cultura y la arquitectura es la Biblioteca Real Danesa, conocida popularmente como “El Diamante Negro” por su fachada moderna y oscura que contrasta con los edificios históricos del centro de Copenhague. Esta biblioteca combina tradición y vanguardia, alberga colecciones históricas de manuscritos y libros antiguos, junto con salas modernas de estudio y exposiciones temporales.
Además de su interior, uno de los mayores atractivos de la biblioteca es su ubicación junto al canal, que permite disfrutar de paseos tranquilos mientras contemplas la arquitectura contemporánea reflejada en el agua. Es un lugar perfecto para hacer fotos, relajarte unos minutos y apreciar cómo Copenhague mezcla lo histórico con lo moderno de manera armoniosa.
Aunque no seas un amante de los libros, vale la pena entrar y caminar por su interior; la luz, los espacios abiertos y el diseño minimalista hacen que la visita sea muy agradable. Y si coincide con alguna exposición temporal, la experiencia se vuelve aún más completa.
Si te apetece empaparte un poco más de la cultura danesa, Copenhague tiene una oferta de museos realmente interesante. Hay opciones para todos los gustos, desde arte clásico hasta diseño moderno o historia vikinga. Y lo mejor es que muchos de ellos están incluidos en la Copenhagen Card, así que puedes aprovecharla al máximo.
Uno de los más destacados es el Museo Nacional de Dinamarca (Nationalmuseet), donde podrás conocer la historia del país desde la prehistoria hasta la actualidad. Sus exposiciones sobre los vikingos son especialmente interesantes y cuenta también hasta con momias de Egipto.
Si prefieres algo más artístico, el Ny Carlsberg Glyptotek es una auténtica joya. Este museo combina una colección de arte clásico (con esculturas griegas y romanas) con obras de artistas como Monet, Gauguin o Rodin. Además, su edificio es precioso, con un jardín interior lleno de plantas y luz natural.
Para los amantes del arte, el SMK (Statens Museum for Kunst), o Galería Nacional de Dinamarca, es otra parada imprescindible. Aquí encontrarás tanto arte danés como internacional. Más de 9.000 pinturas y esculturas de grandes maestros como Rembrandt, Rubens, Matisse o Picasso.
Dedicado a la obra de Bertel Thorvaldsen, uno de los mejores escultores daneses, tienes el Museo Thorvaldsen. Y uno algo más curioso es el Museo de los Récords Guinness. Un museo donde se recrean algunos de los récords Guinness más famosos del mundo y con muchos juegos interactivos para que se distraigan los niños.
En definitiva, los museos de Copenhague no son solo lugares para resguardarse del frío o la lluvia, son espacios que reflejan la identidad creativa del país. Ya sea que te guste el arte, la historia o el diseño, siempre encontrarás uno que encaje contigo.
Jardín Botánico, un oasis verde
Al lado del castillo de Rosenborg se encuentra el magnífico jardín botánico de Copenhague, que es parte del Museo de Historia Natural de Dinamarca. Es otro de los oasis verdes del centro de Copenhague.
Merece la pena dar un agradable paseo por sus senderos rodeados de naturaleza hasta la orilla de un bonito lago. Podrás encontrar varios invernaderos de cristal que albergan numerosas plantas de Dinamarca y todo el mundo. Sin duda, un lugar que ver en Copenhague si tienes tiempo.
Reffen, un lugar muy alternativo
Situado a unos 40 minutos andando de Christiania, Reffen está ubicado en el puerto de Refshaleøen, una antigua zona industrial. Actualmente es un lugar de moda que atrae locales y turistas gracias a su fantástico mercado de comida callejera, el más grande de los Países Nórdicos.
Palacio Frederiksberg
Si vas bien de tiempo, otro lugar que visitar es el Palacio Frederiksberg. Este edificio, que originalmente fue la residencia veraniega de la familia real danesa, pasó más tarde a convertirse en la Academia Militar del Real Ejército.
Más que recomendarte la visita a su interior, lo más llamativo es disfrutar de sus enormes jardines, rodeados de estanques y caminos arbolados. Sin duda ofrecen un ambiente ideal para desconectar del bullicio urbano.
Por otro lado, muy cerca de estos jardines se encuentra también la famosa fábrica de cerveza Carlsberg, fundada en 1847 por Jacob Christian Jacobsen. Asimismo, la visita a su interior es guiada y suele extenderse durante aproximadamente dos horas, lo que permite conocer a fondo tanto el proceso de elaboración como la historia de la marca.
Encontrar el alojamiento ideal en Copenhague puede parecer todo un reto, sobre todo si es tu primera vez en la capital danesa. La ciudad ofrece desde hoteles de lujo hasta opciones más prácticas y asequibles, pero lo importante es elegir uno que se adapte a tu tipo de viaje.
Durante nuestra estancia, probamos dos alojamientos muy diferentes entre sí, y ambos nos sorprendieron gratamente. Por un lado, el CABINN Apartments Copenhagen, perfecto si viajas para asistir a un concierto en el Royal Arena o buscas estar cerca del aeropuerto. Por otro, el Wakeup Copenhagen, un hotel económico en el centro de Copenhague que combina buena ubicación, comodidad y precio ajustado.
Dos estilos distintos, pero ambos con algo en común: la practicidad y el confort, ideales para disfrutar de la ciudad sin complicaciones, tanto si vienes por unos días como si planeas una escapada corta.
Después de recorrer tanto la ciudad, seguro que te entra hambre. Y si algo tiene Copenhague, además de encanto, es una oferta gastronómica variada y deliciosa. Desde un buen ramen para entrar en calor en pleno invierno, hasta pastelerías donde perder la noción del tiempo. Aquí te dejo algunos lugares donde comimos durante nuestra visita y que te recomiendo totalmente.
Empezamos con Pizza d’Italia, un pequeño local que encontramos casi por casualidad mientras hacíamos ruta. Aunque el sitio es sencillo y el espacio reducido, las pizzas estaban realmente riquísimas, con masa fina y sabrosa. Es una opción perfecta para comer algo rápido y seguir explorando la ciudad.
Otro día, buscando algo que nos ayudara a entrar en calor, acabamos en Mr. Ramen, y fue todo un acierto. El ramen estaba delicioso, con un caldo sabroso y bien elaborado. Además, el ambiente era acogedor, ideal para refugiarse del frío mientras disfrutas de un buen plato caliente.
Para los amantes de las hamburguesas, una opción más internacional es Cocks & Cows Gammel Strand. Es uno de esos sitios que gustan a todo el mundo, carta variada, buenas raciones y un ambiente animado. Las hamburguesas estaban muy buenas, y es un lugar perfecto tanto para comer como para cenar sin complicarte demasiado.
Y, por supuesto, no podía faltar el toque dulce. En Buka Bakery probamos unos croissants espectaculares. Pero si buscas una experiencia más tradicional, Conditori La Glace es toda una institución en la ciudad. Sus tartas y pasteles son auténticas obras de arte, y el local tiene ese aire clásico que te transporta en el tiempo. En el mapa de puntos encontrarás todos estos sitios marcados, y alguno más, para que te resulte fácil ubicarlos mientras recorres Copenhague.
Castillo de Kronborg
Este precioso castillo, que sirvió de inspiración a Shakespeare para escribir «Hamlet», está incluido además en el listado de Patrimonio de la Humanidad. Para llegar hasta allí, fuimos en tren, ya que la comunicación con Copenhague es realmente muy buena. De hecho, el trayecto resulta cómodo y rápido, lo que hace que sea una excursión perfecta para realizar en un día. Asimismo, como ocurre con la mayoría de los lugares que visitamos, la entrada al castillo, junto con el transporte, estaba incluida en la Copenhaguen Card, lo cual facilita mucho la visita y permite ahorrar tiempo y dinero.
Como dato curioso aquí esta Elsinor, el sireno de Dinamarca.
Castillo de Frederiksborg
onocido como “el Versalles danés”, este imponente castillo es el más grande de toda Escandinavia y una auténtica joya arquitectónica. Además, decidimos visitarlo por nuestra cuenta, aprovechando el mismo día que fuimos a ver el castillo de Kronborg, ya que ambos se encuentran bastante cerca uno del otro. De esta manera, pudimos organizar la excursión de forma cómoda y eficiente, disfrutando de dos de los monumentos más importantes de Dinamarca en un solo día.
Malmo
Una alternativa que está a 40 minutos en tren de Copenhague, es esta ciudad sueca. Puedes reservar esta excursión o esta otra que incluye la ciudad de Lund, una de las ciudades más antiguas de Suecia.
Legoland
Situado a unas 3 horas, el parque Legoland es un sitio ideal si vas con niños, un mundo repleto de mega construcciones hechas con piezas de Lego.
Roskilde
Y por último, si ya has visto todo, esta bonita ciudad danesa es famosa por su Museo de los Barcos Vikingos. Puedes reservar la excursión desde esta página.
Sin comisiones, ideal para tus viajes 🌍
Dónde alojarse en el centro de Copenhague
Un alojamiento cerca del Royal Arena de Copenhague
Sígueme
Contacta conmigo






























